Edmundo García
El Consejo de
Estado, siguiendo lo establecido en la Constitución de la República de
Cuba y en la Ley Nº
72, del 29 de octubre de 1992, conocida como “Ley Electoral”, convocó ayer
jueves 5 de julio a todos los cubanos capacitados para votar a participar en
las elecciones generales a partir del próximo mes de octubre, para elegir a los
delegados a las asambleas municipales y provinciales del Poder Popular y a los
diputados a la
Asamblea Nacional. Estas elecciones son de máxima importancia
porque como dicen los artículos 69 y 70 de la Constitución, “La Asamblea Nacional
del Poder Popular es el órgano supremo del poder del Estado” y “es el único
órgano con potestad constituyente y legislativa en la República”.
Aunque el Partido
Comunista es la fuerza política dirigente de la sociedad, no se han hecho
distinciones ideológicas, ni religiosas, ni de otro tipo en la convocatoria.
Una cosa está clara: El Partido no postula. En Cuba están aptos para ejercer el
derecho al voto ocho millones de ciudadanos de un total de 11.2 millones de
habitantes y todos están igualmente convocados.
Ni alborotos en
los blogs, en Twitter o en Facebook, ni intervenciones ante la Cámara y el Senado de los
Estados Unidos, ni quejas en los brindis con diplomáticos extranjeros enviados
a La Habana,
ni festivales disidentes en casas de Miramar, ni entrevistas en la radio y la
televisión de Miami, ofrecen a la llamada “oposición” una oportunidad mejor que
estas elecciones para mostrar si de verdad tienen el arrastre de pueblo que
dicen tener. Para empezar una carrera política seria, nada más necesitan ser
propuestos por un vecino. Y si nadie les propone, pueden proponerse ellos
mismos, que también está dentro de lo que la ley admite. Yoani,
Martha Beatriz, Elizardo, Antúnez, Biscet, Rodiles,
Bertha
Soler y otros, deben tener al menos un seguidor en su cuadra, en
su edificio o en su barrio, que crea que ellos lo representan mejor que los 15
mil delegados locales que fueron electos en el año 2010.
La llamada
“oposición” cubana tendría un reto por delante: salir a votar por alguien y
salir a que alguien vote por ellos. Que sean honestos y se prueben en los
comicios; que muestren, si lo tienen, su proyecto de país; que enseñen al
mundo, a quienes en Washington y en Miami dicen que el pueblo
cubano les apoya, que ese pueblo es capaz de elegirlos y que cree en sus
soluciones. Que confirmen, por ejemplo, que ese pueblo confía en que Yoani con
todo el dinero de sus premios es capaz de solucionar los mismos problemas que
con tanto oportunismo ella denuncia; que con todo el dinero ganado, la
acaudalada bloguera puede llevar el agua a los vecinos, apuntalar los edificios
en peligro de derrumbe, arreglar los baches de las carreteras, mejorar la
enseñanza escolar, brindar ayuda médica, bajar los precios de la canasta
básica.
Vamos a ver en
estas elecciones si es verdad que el pueblo cubano confía en los “opositores”
cubanos para solucionar este tipo de problemas, y vota por ellos. Que se
presenten y no mientan, que nadie les hará nada; que no se escondan, que nadie
les va a impedir que hagan sus propuestas electorales. Si después de tantos
lamentos la llamada “oposición” cubana permanece en sus casas mirando desde la
ventana, habrá dejado pasar la gran oportunidad de demostrar lo que dicen de su
respaldo popular. ¿O es que tienen miedo de que se descubra la verdad? La
verdad de su incapacidad para trabajar en proyectos sociales; la verdad de que
están presos en su propia palabrería mediática y que no tienen apoyo entre los
cubanos de a pie; la verdad de que son una mercancía política inventada por los
grandes intereses para consumo en el exterior; la verdad de que en Cuba nadie
les conoce más allá de ellos mismos y de algunos diplomáticos.
No sería la
primera vez que alguien comprende los estrechos límites de una “oposición”
estancada en sí misma y se decide a probar suerte en el sistema electoral
vigente en Cuba. En una entrevista que tuve oportunidad de realizarle al
Presidente de la
Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba Ricardo
Alarcón en Montreal en septiembre del 2007, tratamos el caso de
Indamiro Restano, quien luego salió hacia Miami y era uno de los llamados
“periodistas independientes”, además cuñado del conocido “opositor” Elizardo
Sánchez Santacruz. Todo el mundo sabía en San Miguel del Padrón que Indamiro
era un crítico del gobierno cubano y así y todo fue propuesto y postulado por
una asamblea de ese municipio de La Habana. En esa entrevista también le pregunté a
Alarcón su opinión sobre Oswaldo Payá, quien quería cambiar el
sistema electoral cubano, y Alarcón respondió que en lugar de proponerse metas
políticas desajustadas de la realidad, lo que tenía que hacer Payá era buscar a
alguien que lo propusiera y saberse buscar los votos como hace cualquier
político inteligente para ganar con las reglas de juego establecidas; que a lo
mejor no considera las mejores, pero son las reglas con las que tiene que
jugar.
Luego de esa
entrevista de septiembre del 2007 con Alarcón, logré entrevistar también al
propio Indamiro Restano en mayo del 2008. Durante la conversación el
entrevistado da su propia versión de los hechos y una valoración realista de lo
que pudiera hacer un “opositor” en Cuba si es cierto que quiere participar
positivamente en el desarrollo de la nación y no solo dedicarse al
cuestionamiento o a la calumnia; estas fueron las palabras de Indamiro Restano
aquel día: “¿qué hacen… disidentes llamando a Miami, a Radio Mambí y a Pérez
Roura? ¿Cuál es el objetivo de eso? ¿Tú tienes vocación política? Postúlate en
el barrio. Ahí está el mecanismo, y del barrio pasas al municipio y así
consecutivamente.”
Lo más importante,
y lo advertí en esa entrevista, continúa siendo lo siguiente: Estoy seguro de
que el pueblo cubano no acogerá favorablemente a personas que no son más que
piezas en la agenda de una potencia extranjera; que son financiadas por el
gobierno de Estados Unidos, alentadas y supervisadas, premiadas o subvaloradas
en su actuar desde Washington. Al pueblo cubano sí le importa, y sí rechaza, la
política anexionista y entreguista de estos llamados “opositores”.
Como se dice en
buen cubano, la mesa está servida. El Consejo de Estado ha convocado a
elecciones generales en Cuba sin restricciones políticas ni ideológicas. La
llamada “oposición” o disidencia cubana tiene la oportunidad de salir de la
cueva y mostrarle al país y al mundo qué respaldo social tienen realmente.
Claro que también les queda el otro camino: el de callar respetuosamente ante
el pueblo que lleva adelante su proyecto nacionalista.
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