Por: José
Luis Rodríguez
A lo largo
del desarrollo de la Revolución cubana, han sido varios los documentos en los
que se han plasmado conceptualmente las características del proceso de
transición al socialismo en nuestro país, por lo que resulta de utilidad que
las transformaciones actuales se analicen en el contexto de su perspectiva
histórica.
En efecto,
ya en el I Congreso del PCC, celebrado en 1975, se aprobó la “Plataforma
Programática del Partido Comunista de Cuba”[1].
En este documento se recogía la fundamentación, el carácter y la obra de la
Revolución en su primera parte y en una segunda sección se desarrollaban los
principios y objetivos programáticos de la misma.
Entre los
aspectos a destacar de ese documento, que enmarcaba la sociedad cubana de
entonces transitando por un período de construcción socialista, se afirmaba:
“La construcción del socialismo significa: superar todo tipo de propiedad
privada sobre los medios de producción en la economía social y, con ello, la
formación de un sistema único de economía en el que solo existan formas
sociales colectivas de propiedad sobre los medios de producción… (…) Representa
alcanzar la victoria total y definitiva sobre las antiguas clases
explotadoras.” Esto suponía que junto a la creación de la base técnico material
del socialismo se produjera “…el desarrollo y ampliación de las relaciones de
producción socialista hasta hacerlas únicas, lo que conduce, a través de la
estricta observancia del principio de voluntariedad, a la gradual sustitución
de la pequeña propiedad campesina por la propiedad cooperativa o a su
incorporación paulatina a la propiedad de todo el pueblo.”[2]
Se concebía
así una sociedad donde no había espacio para la propiedad privada –tampoco un
lugar destacable para la propiedad cooperativa- y donde se aspiraba a la
preponderancia absoluta de la propiedad de todo el pueblo, entendida como
propiedad estatal. Todo ello se suponía transcurriera en un período de tiempo
relativamente breve y sin mayores contradicciones.
Posteriormente,
en el III Congreso del PCC, celebrado en 1986, se aprobó el “Programa del
Partido Comunista de Cuba”.[3]
Este documento también tenía una primera parte dedicada al recuento histórico,
el carácter y la obra de la Revolución, mientras que una segunda parte
destacaba los objetivos y tareas del PCC para culminar la construcción del
socialismo.
En la fase
correspondiente a la construcción del socialismo se planteaba: “…superar todo
tipo de propiedad privada sobre los medios de producción en la economía social
y, con ello, la formación de un sistema único de economía en el que solo
existan dos formas de propiedad social sobre los medios fundamentales de
producción: la estatal y la cooperativa;…”[4]
Por otro lado, en la cuestión central del desarrollo económico en los próximos
años se subrayaba que: “…no consiste en cuanto crecer, sino en que crecer y
cómo crecer…”, enfatizándose en la industrialización y en la profundización de
la integración socialista.[5]
Se podían
observar muchas similitudes entre este documento y la Plataforma aprobada en
1975, aunque se abría un espacio a la propiedad cooperativa y se enfatizaba que
la propiedad social sería preponderante –específicamente- sobre los medios
fundamentales de producción.
La vigencia
de este último documento se vio limitada por la crisis del Período especial y
por las valoraciones que produjo del Proceso de Rectificación de Errores y
Tendencias negativas que se inició en 1986, proceso donde se evaluaron
críticamente los errores cometidos en la introducción –entre 1975 y 1985- de
una política basada en el cálculo económico, la que tomaba muchos elementos del
modelo soviético de gestión vigente entonces.
De tal modo,
en el IV Congreso del PCC, celebrado en 1991 se acordó que: “…el Programa no se
corresponde cabalmente con los conceptos desarrollados en el proceso de
rectificación de errores y tendencias negativas, a partir del 19 de abril de
1986, ya en parte señalados meses antes en el Informe Central al III Congreso.”
Y más adelante se concluía “…el IV Congreso del Partido (…) Declara que el
programa aprobado por el III Congreso no se ajusta a la realidad actual.”[6]
Durante los
años del Período especial –que se inicia el 29 de agosto de 1990- el país debió
concentrarse en una estrategia dirigida a resistir el impacto de la crisis al
menor costo social posible, al tiempo que la economía cubana se reinsertaba en
la economía mundial bajo las nuevas condiciones que suponían la desaparición
del socialismo en Europa. En esa situación no sería posible la elaboración de
nuevos documentos con el objetivo de examinar conceptualmente la experiencia de
la Revolución cubana, aunque sí se elaboró lo que pudiera calificarse como una
política de resistencia y sobrevivencia, expresada en los documentos del IV
Congreso del PCC de 1991 y en el V Congreso de 1997[7],
así como en numerosos discursos del Comandante en Jefe Fidel Castro.
Superados
los momentos más críticos del Período especial y tomando en cuenta la necesidad
de enfrentar sus secuelas, nuevos conceptos sobre la construcción socialista se
elaborarían en los años 2000, bajo las premisas del proceso de lucha ideológica
y rediseño de las políticas económicas y sociales que se impulsaron bajo la llamada
Batalla de Ideas entre 1999 y 2006. Esa experiencia se expuso en el discurso
del Comandante en Jefe Fidel Castro del 5 de diciembre de 2004, donde –en
esencia- se abogaba por una gestión estatal liberada de métodos burocráticos y
se buscaban soluciones a agudos problemas políticos y sociales por métodos
expeditos.[8]
Sin embargo,
serios problemas estructurales permanecían sin solución, imposibilitando un
crecimiento sostenible que asegurara el desarrollo. Esto se puso dramáticamente
de manifiesto cuando la situación económica del país se agravó notablemente
bajo el impacto de la crisis en 2008, lo cual llevó a que se analizara por el
gobierno cubano la necesidad de emprender cambios sistémicos más profundos en
la economía para estabilizar el crecimiento y asegurar el desarrollo del país.
De este
modo, la decisión de realizar una transformación esencial de la política
económica y social del país se hizo pública por el presidente Raúl Castro en su
discurso del 1º de agosto del 2009 ante la Asamblea Nacional al señalar que
“…se trata de definir con la más amplia participación popular la sociedad
socialista que aspiramos y podemos construir en las condiciones actuales y
futuras de Cuba, el modelo económico que regirá la vida de la nación en
beneficio de nuestros compatriotas y asegurar la irreversibilidad del régimen
sociopolítico del país, única garantía para su verdadera independencia.”[9]
Se iniciaría
entonces una nueva etapa en la estrategia de desarrollo y la política económica
de la Revolución cubana.
II
Luego de una
amplia discusión popular,[10]
los Lineamientos[11]
aprobados en abril de 2011 por el VI Congreso del PCC implicaron un grupo de
transformaciones fundamentales en la política económica y social del país
dirigidas a superar las limitaciones impuestas por el Periodo especial y
también aquellas asociadas al modelo económico cubano vigente durante los
primeros 30 años de la Revolución.
Aún cuando
la elaboración de los Lineamientos no estuvo precedida de una conceptualización
formalizada en un documento, de hecho en los mismos se expresó implícitamente
un cambio conceptual importante a nivel de la estrategia económica para esta
nueva etapa. Se pasó así de una estrategia de resistencia frente a la crisis y
reinserción en las nuevas realidades económicas, que primó desde 1990, a otra
de mayor complejidad, que se caracterizaría por la creación de condiciones para
un desarrollo sostenible a mediano plazo.
De este
modo, en la formulación de los Lineamientos se subrayó la necesidad de
actualizar el modelo socialista, y los mismos llevaron implícitamente a la
introducción de un grupo de tesis que incluían una interpretación novedosa o
diferente de algunos principios que se venían aplicando en la construcción del
socialismo en Cuba, tomando en cuenta la experiencia acumulada a lo largo de 50
años de Revolución.
En los
Lineamientos se reconoció en primer lugar, un mayor espacio a las relaciones
monetario-mercantiles y a la propiedad no estatal en el sistema de dirección de
la economía, en el que –no obstante- predominaría la planificación.
Esta
decisión dio cuenta de una realidad objetiva y superaba consideraciones
anteriores sobre la preponderancia de una sola forma de propiedad social,
tomando en consideración el insuficiente nivel de desarrollo que había
alcanzado el país y la imposibilidad de que una gestión de la economía
socialmente más eficiente transcurriera con un elevado nivel de centralización
y únicamente bajo la propiedad estatal.[12]
Por otro lado, se precisaba concentrar los esfuerzos del sector público en la
promoción de los sectores donde se encuentra el mayor potencial de desarrollo
económico y donde se concentran los medios fundamentales de producción.
No obstante
se correrían riesgos, ya que aunque eran explícitos los propósitos de no
desarrollar un modelo capitalista, debían adoptarse medidas efectivas que
permitieran reconocer y neutralizar las negativas consecuencias del mercado en
una economía socialista.
En segundo
lugar, se reitero el papel fundamental de la propiedad estatal como el elemento
motriz fundamental del desarrollo, al tiempo que se definió un nuevo espacio
para la gestión de la propiedad privada, la cooperativa y la propiedad mixta,
aunque los límites de la propiedad no estatal se precisarían posteriormente de
forma gradual.
En tercer
lugar, se promovió la separación entre las funciones estatales y empresariales,
unido a la descentralización de la gestión económica de las entidades públicas
a favor de las empresas y territorios, asegurando la participación de los
trabajadores en la misma.[13]
Por último,
en las transformaciones previstas se otorgo un mayor peso al consumo personal
en los mecanismos de estimulación, en tanto que se racionalizaba el consumo
social, especialmente en lo referido a los subsidios generalizados y las
gratuidades indebidas, asegurando –al mismo tiempo- la equidad y la solidaridad
social, proceso que ha probado ser de elevada complejidad.[14]
A partir del
análisis de la situación económica del país y de las premisas conceptuales
implícitas en los cambios a proponer, los Lineamientos definieron las
soluciones a alcanzar a corto plazo como aquellas encaminadas a resolver el
déficit de la balanza de pagos, la eficiencia económica, la motivación por el
trabajo y la distribución del ingreso, así como la creación de condiciones
estructurales y productivas para el desarrollo.
A más largo
plazo las soluciones deberían comprender una alta autosuficiencia alimentaria y
energética, un uso eficiente del potencial humano, una elevada competitividad
en las producciones tradicionales y el desarrollo de nuevas producciones de
alto valor agregado.[15]
En síntesis,
la lógica esencial para el avance económico y social del país a corto/mediano
plazo suponía reducir hasta eliminar el déficit financiero externo –en primer
lugar mediante la renegociación y pago de la deuda externa-, como elemento
clave para incrementar la inversión extranjera directa, a un nivel tal que
permitiera aumentar aceleradamente la productividad del trabajo y con ello
crear las condiciones indispensables para incrementar la retribución al trabajo
y los ingresos de la población, con vistas a elevar su nivel de vida, todo ello
conjugado con la necesaria formación de valores éticos y políticos en los
ciudadanos.
Transformaciones
de esta naturaleza demandaban necesariamente un periodo de tiempo largo, aunque
en no pocos casos, esta premisa no se tuvo en cuenta adecuadamente en las
proyecciones de los Lineamientos para el periodo 2011-2016. Probablemente ello
se debió en parte a la presión para encontrar soluciones más rápidas a
problemas presentes durante muchos años por diversas circunstancias y también
por errores de apreciación en los procesos de planificación.
El nivel de
ejecución de los Lineamientos aprobados en 2011 arrojo hasta abril de este año
un cumplimiento del 21% de los 313 previstos, con un 77% en proceso de
ejecución y un 2% que no se han ejecutado.[16]
Los mayores
avances se alcanzaron en la reducción del desbalance financiero externo y en la
creación de condiciones jurídicas y organizativas favorables para la aplicación
de la política fiscal y la referida al tratamiento de la inversión extranjera,
así como en el reconocimiento al papel que puede jugar la propiedad privada y
cooperativa en el desarrollo de la sociedad.
También se inicio el proceso de
reestructuración del sector empresarial estatal en su primera etapa y se redujo
el subempleo en las empresas públicas. No obstante, dificultades de diversa
naturaleza provocaron que el crecimiento logrado entre 2009 y 2015 solo
alcanzara un 2,8% promedio anual.
En el ámbito
de las relaciones sociales, se produjo un cambio sustancial en la política
migratoria del país mediante una nueva legislación más flexible aprobada en
2013, mientras que se mantuvieron los indicadores alcanzados en los servicios
de salud y educación, aunque también se enfrentaron dificultades. Tampoco se
pudo neutralizar el impacto negativo de diversas medidas, lo que conllevo a un
aumento en la desigualdad en la distribución del ingreso, una reducción de la
cobertura de la asistencia social y a una disminución en el ritmo de solución
del déficit habitacional y del transporte de pasajeros.
En el
Informe Central al VII Congreso del PCC, celebrado en abril de este año el
presidente Raúl Castro destaco como problemas en la implementación de los
Lineamientos la no valoración de los niveles de riesgo, así como de los costos
y beneficios de determinadas medidas y alerto sobre la necesidad de rectificar
cuando los efectos no son los deseados, entre los aspectos de mayor
importancia.[17]
Notas
[1] PCC (1976) “Plataforma
Programática del Partido Comunista de Cuba. Tesis y Resolución” Departamento de
Orientación Revolucionaria del CC del PCC, La Habana, 1976.
[6] PCC (1992) “IV Congreso del Partido
Comunista de Cuba. Discursos y documentos” Editora Política, La Habana,
1992 (pp. 127 y 137).
[10] Producto de esta discusión se modifico
el 68% de los lineamientos contenidos en el proyecto original.
[12] La existencia de las relaciones
monetario-mercantiles en el socialismo se basa en el aislamiento económico
relativo entre los productores que –producto del bajo nivel de desarrollo de
las fuerzas productivas- no pueden expresar directamente el carácter social de
su trabajo y requieren de un mercado para hacerlo.
[13] En los Lineamientos no resultaron
explícitos los mecanismos de participación y diversos autores señalaron la
necesidad de que se transitara a una forma de gestión participativa. Ver
Fernández (2012); Espina (2012); García et. al. (2012) y Piñeiro (2012).
Bibliografía
-Castro,
Fidel (2004) “Discurso pronunciado en la clausura del VIII congreso de la UJC
el 5 de diciembre de 2004” en http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/2004/esp/f051204e.html
-Castro,
Raúl (2015) “Discursos e intervenciones del Presidente de los Consejos de
Estado y de Ministros de la República de Cuba General de Ejército Raúl Castro
Ruz” en www.cuba.cu/gobierno/raul/discursos/index2.html
-Castro,
Raúl (2016) “Informe Central al VII Congreso del Partido Comunista de Cuba, 16
de abril de 2016” en periódico Juventud Rebelde, Especial, p. 5.
-Espina,
Mayra (2012) “Retos y cambios en la política social” en Pável Vidal y Omar
Everleny Pérez (Compiladores) “Miradas a la economía cubana. El proceso de
actualización”, Editorial Caminos, La Habana, 2012.
-Espina,
Mayra (2015) “Reforma económica y política social de equidad en Cuba” en Mayra
Espina y Dayma Echevarría (Coordinadoras) Cuba: los correlatos socioculturales
del cambio económico, Ruth Casa Editorial y Editorial de Ciencias Sociales, La
Habana, 2015.
-Fernández,
Oscar (2012) “Rasgos esenciales del modelo de funcionamiento económico en Cuba.
Limitaciones y retos de las transformaciones en marcha” Economía y Desarrollo
Nº 1, Enero-Junio del 2012.
-García,
Jesús, Rafael Alhama, Roberto Lima y Daniel Rafuls (2012) “Cuba: propiedad
social y construcción socialista” Editorial de Ciencias Sociales, La Habana,
2012.
-Hidalgo,
Vilma y Yordanka Cribeiro (2015) “Estrategia de crecimiento y equilibrio
macroeconómico en Cuba” revista Economía y Desarrollo, Nº 153, Edición Especial
2015.
-Hidalgo,
Vilma (2016) “El modelo económico cubano: reflexiones desde una perspectiva
macroeconómica” revista Economía y Desarrollo Nº 156, 2016 y www.cubayeconomia.blogspot.com Septiembre 4 2016.
-PCC (1976)
“Plataforma Programática del Partido Comunista de Cuba. Tesis y Resolución”
Departamento de Orientación Revolucionaria del CC del PCC, La Habana, 1976.
-PCC (1986)
“Programa del Partido Comunista de Cuba” Editora Política, La Habana, 1986.
-PCC (1992)
“IV Congreso del Partido Comunista de Cuba. Discursos y documentos” Editora
Política, La Habana, 1992.
-PCC (1997)
“Resolución Económica V Congreso del Partido Comunista de Cuba. La Habana, 8-10
de octubre de 1997” Editora Política, La Habana, 1997.
– PCC (2011)
“Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución”
Abril 18 de 2011 en www.juventudrebelde.cu/file/pdf/suplementos/lineamientos-politica-partido-cuba.pdf
-PCC (2016)
“Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo
Socialista” VII Congreso del PCC, La Habana, abril de 2016 en www.cubadebate.cu
-PCC (2016a)
“Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta 2030: Propuesta de Visión
de la Nación, Ejes y Sectores Estratégicos” VII Congreso del PCC, La Habana,
abril de 2016.
-PCC (2016b)
“Actualización de los Lineamientos de la Política Económica y Social del
Partido y la Revolución para el período 2016-2021 aprobados por el VII Congreso
del Partido Comunista de Cuba en abril de 2016 y por la Asamblea Nacional del
Poder Popular en julio de 2016” en www.uschamber.com
-Piñeiro,
Camila (2012) “Visiones sobre el socialismo que guían los cambios actuales en
Cuba” TEMAS Nº 70, Abril-Junio del 2012.
-Quiñones,
Nancy (2015) “El déficit externo de Cuba: una visión desde la sostenibilidad”
Editorial UH, La Habana, 2015.
-Rodríguez,
José Luis (2016) “Lineamientos para la política económica y social: Una mirada
a su evolución 2011-2016” en La Jiribilla N° 770, Abril 9 al 15 de 2016 en www.jiribilla.cu
-Rodríguez,
José Luis (2016a) “Complejidades y perspectivas de la economía cubana en 2016 y
2017 (I y II)” Cubadebate, agosto 2016 en www.cubadebate.cu
–The Economist Intelligence Unit (EIU) (2016) “Country Report Cuba” June 1st
2016 en www.eiu.com
-Zabala,
María del Carmen (2013) “Retos de la equidad social en el actual proceso de
cambios económicos” en Omar Everleny Pérez y Ricardo Torres (Compiladores)
“Miradas a la economía cubana. Entre la eficiencia económica y la equidad
social” Editorial Caminos, La Habana, 2013.
(Continuará)
No hay comentarios:
Publicar un comentario