Humberto
Blanco, CEEC:
La noticia nos sorprendió. Creo que nos preocupa a todos. Estamos ante una
evidente desaceleración del crecimiento económico. En un contexto tan
dinámico, de cambios y reestructuraciones de todo tipo, y en un entorno
internacional adverso, es comprensible que el crecimiento económico se
sostenga en un nivel discreto, pero que se sostenga. Sin embargo, el 0,6
por ciento, prácticamente no es crecimiento. Y la expectativa de 1,4 por
ciento al final del año confirma que hay una desaceleración.
Anicia García, UH: El escaso crecimiento es una mala noticia. Pero
nos preocupa no ahora, en este año específicamente, sino desde el 2008, que
es cuando la economía se comienza a desacelerar. Llevamos más de 20 años
con una situación difícil. Se han acumulado problemas que no tienen
solución si no es a partir de un crecimiento económico mucho mayor.
Lázaro Peña Castellanos, CIEI: No es tan sorprendente el
comportamiento del PIB. Puedo entender que había un estudio detrás de las
previsiones, pero me parece que esos cálculos no se correspondían con la
realidad, con el contexto actual de la economía internacional y, sobre
todo, con la profunda necesidad de transformaciones de la estructura
económica del país.
Hiram Marquetti, CEAP: Creo que para la opinión pública fue una
sorpresa que el PIB del primer semestre tan solo llegara al 0,6 por ciento,
sobre todo porque había algunos resultados positivos en sectores que desde
hace más de 20 años son clave en la economía, como el turismo, que con sus
limitaciones logró crecer en el número de visitantes en su etapa alta. No
se cumplió el plan en la industria azucarera, pero sin lugar a dudas mejoró
la producción. También se están ejecutando inversiones: en los servicios
turísticos en Varadero, en el sector electroenergético para respaldar a la
industria del níquel, y sigue en marcha el proyecto de desarrollo del
Mariel, que sin dudas es una importante inversión. Otras actividades no
muestran resultados tan alentadores pero progresan, mientras se expanden
nuevas formas de organización empresarial, es decir, las cooperativas no
agropecuarias. A esto habría que añadir las inversiones para reparar los
daños que dejó el huracán Sandy en Santiago y Holguín y en menor medida en
otras provincias.
A pesar de la sorpresa, un grupo de tendencias negativas han impactado en
la economía sobre todo después del año 2008, en que Cuba tuvo que aplicar
un mecanismo de default, o sea, no pudo honrar el volumen de obligaciones
financieras externas acumuladas en ese momento, sobre todo por las pérdidas
causadas por los tres ciclones de agosto y septiembre, equivalentes a
alrededor del 10 por ciento del PIB. Esta situación se refleja de alguna
manera en la dinámica actual de la economía.
Juan Triana, CEEC: Creo que es una señal de estancamiento de la
economía cubana, lo cual para nada es bueno. Puede ser en cierta medida
comprensible, si atendemos a que Cuba se maneja en medio de restricciones
económicas muy fuertes tanto internas como externas. Pero también es una
señal evidente de que todo lo que se ha hecho, y se ha hecho mucho, es
insuficiente desde el punto de vista del propósito de que el país crezca y
se pueda desarrollar.
Jorge Mario Sánchez, CEEC: En términos de cantidad, es un resultado
magro, en condiciones difíciles, pero anémico. En cuanto a la calidad,
sigue entrampado en viejas deficiencias que no se han resuelto. A cuatro o
cinco años de lanzar el proceso de reestructuración más importante en la
historia de la sociedad y de la economía durante la Revolución, todavía los
resultados no están avalando los objetivos propuestos.
Francisco Borrás, UH: Crecer 0,6 por ciento es casi no crecer. Pero
alguna gente recibe esa información con pesimismo y la vincula,
injustamente, con la actualización del modelo económico cubano. Sería
injusto sacar la siguiente conclusión: el PIB está creciendo poco porque
vamos por mal camino o vamos demasiado lentos. Recuerda aquella idea de Raúl
de que no debemos improvisar como otras veces. Tenemos que estudiar bien
cada paso.
(Continuará)
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