Por: Armando Nova González
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Punto y Aparte
Urge erradicar la doble circulación monetaria, el dilema radica en los problemas estructurales de la economía aún sin resolver.
La aceptación de la doble circulación monetaria en Cuba (1993-1994) fue una de las medidas tomadas en el país para afrontar la crisis económica de los años noventa, conocida como “período especial”.
La
implementación de esa dualidad monetaria[1] obedeció a dos razones
fundamentales. La primera: la necesidad de introducir una moneda fuerte en los
momentos más críticos de la crisis económica de los noventa, para evitar una
devaluación nominal drástica de la moneda nacional; es decir, su devaluación
vertiginosa, mucho más de lo que realmente llegó a depreciarse.
La segunda
razón: la urgente necesidad de poder ingresar divisas frescas, ante la pérdida
de los mercados de exportación e importación fundamentales que se desarrollaron
durante varios años, bajo relaciones de intercambio favorables para la economía
cubana y condiciones crediticias blandas, de las cuales se disfrutó hasta el
inicio de la crisis.
La doble
circulación es un proceso gradual, en el cual la moneda fuerte cumple, en
primera instancia, funciones de atesoramiento, teniendo presente que, durante
esa etapa, la moneda nacional se deprecia constantemente. Entre finales de 1993
y el verano de 1994, la tasa de cambio informal alcanzó hasta 150 pesos cubanos
por dólar; mientras que, antes de la crisis económica de los noventa, se
cotizaba en el mercado subterráneo a una relación de cinco pesos cubanos por 1
USD.
Después, la
moneda fuerte pasa a cumplir otras funciones como medio de circulación, cuando
las personas comienzan a cotizar en dólares sus operaciones, como garantía de
venta.
Desde la instauración
de la doble circulación monetaria, el tipo de cambio oficial se fijó a un peso
cubano por un dólar y así se ha mantenido hasta el presente (excepto en la
relación cambiaria con la población). Sin embargo, esto no constituye una
garantía para evitar o bajar la inflación, pues esta no solo tiene un
componente monetario, sino también estructural.
En ocasiones
se ha considerado la dualidad monetaria un mal necesario, pero siempre con el
propósito de alcanzar la reunificación monetaria, objetivo sumamente complejo,
trazado en los Lineamientos de la Política Económica y Social del país, el
programa de transformaciones trazado en 2011. Desde sus inicios, esa dualidad
acentúo la diferenciación en el acceso al consumo por parte de la población.
La dualidad
monetaria y cambiaria fue concebida, desde sus inicios, como un proceso
transitorio; sin embargo, se ha extendido mucho más allá en el tiempo y ha
creado dificultades económicas, sociales y políticas.
Resulta
oportuno recordar que en noviembre de 2004 se sustituyó la circulación del
dólar estadounidense por el peso convertible (CUC)[2], solo convertible en el
territorio nacional. Este paso fue, realmente, un simple proceso de sustitución
de la circulación monetaria interna del dólar estadounidense por el CUC.
Todas las
relaciones se mantuvieron exactamente iguales, a excepción de las arcas del
Banco Central, a las cuales pasó un volumen de divisas que hasta ese momento se
encontraba en manos de la población. A partir de ese instante, en la esfera
monetaria continuó la circulación de dos monedas (CUP, pesos cubanos y CUC,
pesos cubanos convertibles), bajo la característica de que ambas son de origen
nacional, pero con dualidad cambiaria.
En realidad,
el CUC se encuentra anclado al dólar estadounidense y, hasta el presente, se ha
establecido una tasa fija del peso cubano respecto al CUC (24 o 25 pesos, para
venta o compra)[3]. De forma paralela, se tomaron decisiones para acercar los
precios de ambas monedas en las áreas comerciales minoristas en pesos cubanos y
CUC en los circuitos comerciales, en un grupo de productos de consumo, por lo
general de alta demanda en pesos cubanos, con precios cercanos al área
comercial de mercado en CUC, de acuerdo a la paridad entre ambas monedas
locales.
Desde 2005
se dieron pasos para incrementar las jubilaciones de menor cuantía y aumentar,
paulatinamente, los salarios en algunas entidades de prioridad. A la vez, se
incrementaron los precios de algunos alimentos normados y la electricidad. De
inmediato se redujo el nivel de ingreso, particularmente de quienes no se
beneficiaron con el aumento de los salarios y las pensiones, o este les resultó
insuficiente.
La cantidad
de CUC en circulación debe corresponderse con el respaldo en dólares
estadounidense y de otras divisas (caja de conversión) de que se disponga y que
posibilite la situación de equilibrio.
El
Ministerio de Finanzas y Precios emitió la Resolución 19 de 2014, publicada en
la Gaceta Oficial, donde se describen las medidas financieras y contables que
entrarán en vigor antes de la unificación monetaria, así como los
procedimientos y normas de la revaluación del peso cubano en las entidades
estatales, a partir del denominado “día cero”.
Posterior a
la devaluación, habría una serie de efectos en las empresas, tales como la
valoración de los inventarios, activos, deudas y todo aquello valorado en CUC,
para cambiarlo a pesos cubanos. De ese modo, los CUC se multiplicarían por una
determinada tasa de cambio, cuya magnitud ha sido objeto de especulación, con
variantes de 1 a 10 o de 1 a 8, entre otras. Inclusive, se han dado pasos
concretos en las relaciones de venta-compra al turismo, cuya tasa de cambio se
mueve en ese entorno y donde la moneda utilizada es el peso cubano.
Posteriormente,
en dicho proceso, se registraría una devaluación que conllevaría muchos efectos
sobre los salarios, los balances de las empresas y otros. De hecho,
transcendería también a los precios minoristas (por lo general el tipo de
cambio ha sido un determinante importante en la evolución de los precios)[4] y
salarios (ya mencionado), vías por las cuales la unificación monetaria se
vincula con la población, que no es solo a través de la tasa de cambio de
CADECA.
Actual escenario y posibles tendencias
En los
últimos tiempos, todo parece indicar que la correspondencia necesaria entre el
CUC y su respaldo en dólares estadounidense y otras divisas[5] no se ha dado,
debido a una emisión mayor de CUC que su respaldo en dólares. Ello ha motivado
un proceso inflacionario en CUC y su correspondiente depreciación, de lo cual
es reflejo el incremento de los precios en las tiendas en divisas y, a la vez,
en los mercados de libre oferta y demanda en pesos cubanos.
Bajo la
valiosa consideración de lograr un desarrollo económico creciente y sostenido,
se crearían las condiciones para dar pasos progresivos con vistas a la
unificación monetaria en el sector empresarial y de la población. A la vez, lo
más apropiado sería hacerlo mediante aproximaciones de ambas monedas, hasta
lograr la convergencia entre la moneda nacional (pesos cubanos) y el CUC. De
igual forma, debido a la forma en que se estructura la economía cubana –en la
cual ocupa un lugar importante la empresa estatal-, lo más aconsejable sería
iniciar el proceso de unificación monetaria por ese sector empresarial.
Hasta el
presente se manifiesta una especie de círculo vicioso entre bajos salarios, que
a la vez conduce a bajos niveles de producción (productividad). Es decir, no
hay mayores salarios porque no hay mayor producción. La devaluación (lo más
aconsejable es hacerla de forma gradual)[6] pudiera ser una vía para romper
dicho circulo, ya que las empresas –particularmente del sector estatal—podrían
aumentar los salarios y sus trabajadores sentirse incentivados para aumentar la
producción.
Todo este
proceso de reunificación, con la devaluación[7] del peso cubano (sector
empresarial) –de acuerdo con la tasa de cambio técnico-económicamente
fundamentada, que no sería inamovible e iniciada por el sector empresarial–
traerá costos y beneficios.
Entre los
costos se incluiría a las empresas cuyos resultados económicos reales no les
permiten seguir funcionando. Esas entidades deberán cerrar o ser subsidiadas
mediante varios mecanismos de crédito por el Estado, durante un tiempo
determinado, hasta que logren su solvencia. Otra alternativa es que, en
consulta efectiva con sus trabajadores, estos asuman el proceso productivo bajo
formas de cooperativas, con el apoyo financiero inicial del Estado, bajo
condiciones de crédito bancario, subsidios, asignaciones, inversión extranjera
directa o mixta con capital nacional y/o préstamos de instituciones financieras
internacionales.
Durante esta
fase será necesario un proceso de ajuste del empleo en la empresa estatal, en
busca de eficiencia, y se mantendría solamente el personal necesario. Otros
sectores pudieran asimilar el personal excedente en otras actividades, a partir
de una mayor flexibilidad en la creación de nuevos espacios económicos.
Todo lo
anterior requiere de un respaldo económico (ya sea en reservas, de divisas y
oro nacional y/o apoyo financiero internacional) que soporte el impacto que
pueda derivarse.
Las reservas
de la economía cubana (ver ANEXO 1) han mostrado recuperación desde 2010 hasta
2017, alcanzando un nivel cercano a los 13.000 millones de USD. Por otro lado,
el país renegoció la deuda externa recientemente, lo que conlleva cumplir con
las obligaciones de pagos acordados, los cuales se mueven anualmente entre
cuatro mil y cuatro mil 500 millones de USD. A lo anterior se une la reducción
de los ingresos por exportaciones, la elevada dependencia de la importación de
alimentos, materias primas, insumos, dificultades con el combustible, entre
otras, así como señales de retorno al incremento de la deuda externa. El
escenario actual es complejo, de acuerdo con los resultados de 2017 y primer
trimestre 2018[8].
Entre los
beneficios que motivaría el proceso de reunificación monetaria está que se
podrá conocer realmente los niveles de eficiencia, qué entidad es rentable y
cuál no.
Por otro
lado, en determinado momento se tendrá que ir a la unificación monetaria y
cambiaria en la esfera de la población[9]. De acuerdo con el proceso de
acercamiento de las dos monedas en ese sector, es de esperar que se manifieste
una revaluación del CUP (peso cubano)[10]. Ello implicaría un incremento de la
capacidad de compra del peso cubano (CUP)[11] y el crecimiento inmediato de la
demanda de alimentos y otros productos.
Para ello
será necesario disponer de inventarios suficientes que permitan afrontar el
incremento de la demanda, y/o disponer de los recursos monetarios y financieros
en divisa real para comprar y pagar a los suministradores, con entregas
inmediatas. También, monitorear que los precios de los productos no sean
incrementados, tanto en el mercado estatal, como en el sector privado y
cooperativo. Quienes han concentrado dinero, tanto en CUC como en CUP, acudirán
a comprar de inmediato, particularmente los poseedores de CUP, mientras los
poseedores de CUC tratarían de convertirlos a CUP.
De ocurrir
la revaluación del CUP (peso cubano), aumentarían los ingresos de la población
y ello pudiera contribuir a romper el círculo vicioso entre bajos salarios, que
a la vez conduce a bajos niveles de producción (productividad). Sin lanzar más
circulante a la calle, se lograría un incremento de los ingresos y se
contribuiría a alcanzar los objetivos de mayor producción y productividad. Sin
embargo, habrá que acotar determinadas variables referidas a la concentración
del dinero en determinados estratos, realizar aperturas necesarias –sobre las
cuales abundaremos más adelante– y actuar bajo un enfoque sistémico.
Si bien es
cierto que en los últimos años se han abierto espacios importantes para otros
actores económicos (privado, cooperativas no agropecuarias), el sector empresarial
estatal en su conjunto es el mayoritario y de mayor peso en la economía total,
excepto en la agricultura.
El camino
más adecuado para alcanzar y consolidar la existencia de una única moneda
estaría dado por el crecimiento de la producción material y de servicios
productivos, la generación de exportaciones que ingresen divisas y su
acumulación para incrementar las reservas.
No obstante,
las medidas implementadas y encaminadas en ese sentido –expresadas en la
actualización del modelo económico– no han logrado el efecto esperado, por
razones que requieren analizarse de forma inmediata y que han incidido
desfavorablemente en los resultados económicos, pues no han tenido el dinamismo
necesario para lograr un crecimiento sostenido.
El tiempo
transcurrido, más allá de lo inicialmente previsto desde la instauración de la
doble circulación monetaria y cambiaria, ha contribuido a complejizar más la
situación. De hecho, la realidad indica que no se puede esperar el pleno
crecimiento del desarrollo económico para iniciar los pasos hacia la
unificación monetaria.
Un repaso a las dificultades
En la
práctica, el sistema monetario establecido tiende a una posición de equilibrio,
en la cual resulta difícil avanzar en la reducción de los precios. Cada vez que
la oferta se hace deficitaria o insuficiente en el mercado racionado o estatal
(a precios inferiores), motiva que el consumidor tenga que mover su demanda
hacia otro mercado, con diferenciales de precios sustancialmente mayores en los
mercados libre, subterráneo y en divisa (CUC), para lo cual tiene que convertir
sus ingresos en moneda nacional, a la tasa de cambio del mercado informal
(CADECA). Hay que tener presente que la cuantía del salario medio, como fuente
de ingreso fundamental de la población, es muy insuficiente en relación con los
precios vigentes y su ritmo de crecimiento.
Esta
compleja situación, que se manifiesta tanto en la vida cotidiana de la
población como en el sistema empresarial, demanda soluciones inmediatas. En el
escenario actual se registra una depreciación del CUC –ya mencionado– y una
concentración del CUC y el CUP (pesos cubanos) en determinados estratos
poblacionales, lo que se traduce en poder económico creciente. La apertura para
crear nuevos entes económicos no estatales en el mercado interno cuentapropista
y cooperativo ha generado una demanda interna que grava a la economía nacional,
por cuanto motiva gastos en USD u otra divisa sin retorno (ver ANEXO 2).
Este flujo
de demanda en divisa trae consigo una serie de efectos colaterales desfavorables,
no acordes con el sistema económico–social al cual se aspira.
Hay
restricciones y regulaciones que impiden lograr producciones y servicios
exportables a los nuevos entes económicos con posibilidades de hacerlo. La vía
para garantizar la disponibilidad de USD u otra divisa y cubrir esa demanda
interna creciente es, hasta el presente, la economía nacional. De igual forma,
no está permitida la participación del capital foráneo, de forma directa, en
las empresas y negocios de interés para inversionistas extranjeros, como nuevas
formas productivas y cooperativas agropecuarias, cuyas producciones pudieran
exportarse y generar ingresos en USD u otra divisa, lo que compensaría o
cubriría importaciones que, en la actualidad, realiza centralmente la economía
nacional, limitando con ello sus posibilidades de inversión y desarrollo.
Por otro
lado, se manifiesta una fuga de divisas, fundamentalmente USD, que llegan al
país por diversas vías, como entrega directa de remesas, ahorros por viajes al
exterior, extranjeros que visitan o trabajan en el país, etc. Esa divisa se
suele cambiar en el mercado subterráneo[12], cuya tasa de cambio se mueve entre
0.93-0.95, e inclusive 0.97 CUC por USD (es probable que llegue a la tasa de
cambio 1 CUC por 1 USD o superior); mientras CADECA entrega 0.87 CUC por USD.
Quienes
operan en este mercado subterráneo acumulan una determinada cantidad de divisas
que les permite viajar al exterior (Panamá, México, Bahamas, USA y otros
países), comprar artículos en zona libres o mercados mayoristas, traerlos al
país y venderlos. Aun pagando los impuestos aduanales establecidos, las ventas
de esas mercancías en el mercado sumergido, a precios inferiores a los de
productos similares que se venden en la red de tiendas en divisas o de moneda nacional,
les dejan un margen de ganancia no despreciable, por lo que repiten ese ciclo.
También realizan compras en el exterior por encargo; en ambos casos están
utilizando la divisa que entra y sacan del país.
En resumen,
existen al menos dos rutas de fuga de divisas hacia el exterior: una, por la
vía estatal (ver Anexo 2 “Flujo de demanda de divisas”); la otra, mediante los
conocidos como “mulas”, que importan productos en USD y los venden en CUC, que
a la vez convierten internamente en USD, mediante la compra en el mercado
subterráneo.
Es cierto
que estos últimos han encontrado una brecha no cubierta en el mercado interno y
logran establecer un flujo continuo de mercancías no facilitadas por los
mercados oficiales. La idea no es eliminar esta ruta, sino lograr una
competencia por parte de los mercados oficiales. Pero, para ello, se necesita
de establecimientos internos donde se compre en divisas (USD, euros, libras
esterlinas, etc.), a precios inclusive inferiores a los que venden estos
lugares subterráneos.
Respecto al
drenaje de divisas, se pudiera interpretar que se está proponiendo retornar al
USD en los pagos en el mercado interno. Sin embargo, es importarte mostrar
algunos hechos que ayuden a reflexionar:
Informaciones
brindadas recientemente por la televisión sobre la convención de Turismo en
Europa, a la cual asistieron funcionarios cubanos, anunciaron inversiones
importantes en la Zona del Mariel y la construcción de viviendas en el país,
estas últimas para la venta desde el exterior, mediante pago en divisas.
Desde hace
algún tiempo se están haciendo compras por Internet desde el exterior, con
pagos en divisas, de productos como cárnicos (particularmente vacuno). Estas
compra-ventas están priorizadas en el mercado interno (tiendas en CUC), por
encima de la demanda del mercado interno.
Estos hechos
son conocidos por la población y generan opiniones desfavorables, que emergen
en expresiones que aluden a la discriminación, entre ellas: “¿por qué el de
afuera puede y yo no?”
En ambas
situaciones, de hecho, en la práctica se está yendo a un proceso de
dolarización, que ya se ha iniciado desde el exterior[13].
Hay un
volumen no despreciable de divisa que la población posee, no cambia en CADECA
–por varias razones, como el elevado gravamen para el USD—y prefiere retenerlo
y/o cambiarlo en un mercado subterráneo de divisas, con una mejor tasa de
cambio. De igual forma, se compra mercancías en un lugar donde se exhiben y
venden, a precios más bajos y, en cierta medida, de una mejor calidad, más
actualizadas y con variado surtido. El mercado oficial no suele ser, hasta el
presente, un competidor para ese mercado subterráneo.
Los aspectos
hasta aquí abordados forman parte del complejo sistema en que se entrelazan las
relaciones monetarias, se expresa la dualidad monetaria y cambiaria actual y se
complejizan las relaciones económicas internas y su vínculo con las externas.
La economía
cubana se encuentra en una situación sumamente compleja, requiere obtener
divisas frescas de inmediato, por diversas vías, dentro de los marcos legales
establecidos, y adoptar medidas con cierto carácter emergente.
Una vez
rebasado este panorama o en un escenario que muestre signos de recuperación
respecto a la actual crisis, deberá prepararse un camino donde estas medidas
dejen de ser emergentes y se sustituyan por las que requiere el desempeño
normal de la economía.
En realidad,
se necesita trabajar en varias direcciones y etapas, tomando iniciativas en el
sector empresarial, donde deben eliminarse las trabas y ataduras vigentes bajo
un excesivo marco regulatorio que imponen los organismos institucionales y
estructuras intermedias. En muchas ocasiones, estas se convierten en
prolongaciones de los organismos institucionales (las OSDES/Organización
Superior de Dirección Empresarial, tratando de buscar separación de las
funciones estatales de las empresariales), restan la autonomía necesaria a los
productores directos y limitan sus potencialidades productivas. Esos ejemplos
son evidentes en el sector agropecuario.
En el sector
empresarial no estatal, particularmente el agropecuario, se necesita de
autonomía para lograr un amplio desarrollo de las fuerzas productivas
(cooperativas agropecuarias, privado agrícola, usufructuario agrícola,
cooperativas de segundo grado). Este sector empresarial suele dar respuestas
rápidas, no requiere grandes inversiones y encierra potencial exportable y de
sustitución de importaciones.
Algunas consideraciones
La doble
circulación monetaria y cambiaria se ha extendido más allá de lo esperado o
inicialmente concebido, lo que ha deparado una situación compleja en el ámbito
económico, social y político.
Sin duda, la
vía del crecimiento sostenido de la economía cubana hubiera propiciado,
mediante la acumulación de reservas en divisas, las aproximaciones de ambas
monedas, hasta lograr la convergencia entre el CUP y el CUC, para finalmente
lograr una única moneda sustentada por los incrementos de la producción
material y los servicios productivos. De ese modo, hubiera sido posible una
tasa de cambio técnica y económicamente fundamentada y respaldada por dicho
crecimiento económico.
Se requiere
implementar medidas encaminadas a la solución de esa problemática situación,
acompañadas de decisiones más dinámicas, para lograr una mayor
descentralización y eliminación de regulaciones y restricciones que hoy limitan
el desarrollo de las fuerzas productivas y no propician los resultados
esperados en la actualización del modelo económico cubano.
Las
condiciones objetivas señalan que el ritmo de recuperación, crecimiento y
desarrollo económico sostenido no se ha logrado; lo que hubiera permitido,
sobre la base de este crecimiento, crear las condiciones para dar pasos
progresivos en la unificación monetaria en el sector empresarial y la población.
La forma en
que se estructura la economía cubana, donde la empresa estatal ocupa un lugar
importante, suele indicar que lo más aconsejable sería iniciar el proceso de
unificación monetaria por dicho sector empresarial.
Se necesita
romper el círculo vicioso entre bajos salarios y bajos niveles de producción
(productividad). La devaluación del peso cubano (como parte del proceso de la
unificación monetaria y cambiaria, en lo empresarial) pudiera ser una vía para
romper dicho círculo, ya que las empresas –particularmente el sector estatal–
pudieran aumentar salarios y así incentivar a sus trabajadores a aumentar la
producción.
Por otro
lado, la revaluación del CUP (en la población) también pudiera contribuir a
romper el círculo vicioso entre bajos ingresos, producción y productividad,
teniendo en cuenta un enfoque sistémico.
El proceso
de reunificación monetaria-cambiaria traerá costos y beneficios. Entre los
costos: que dejen de funcionar, o busquen otras soluciones, las empresas
irrentables. Entre los beneficios, permitirá que aflore la realidad: quién es
rentable y quién no lo es.
Un aspecto
importante de la actualización del modelo económico es haber creado nuevos
espacios económicos (sector privado y cooperativas no agropecuarias). Sin
embargo, ello ha generado una demanda interna que grava a la economía nacional,
por cuanto motiva gastos en USD u otra divisa sin retorno. Este flujo de
demanda en divisa interna provoca efectos colaterales desfavorables, ajenos al
sistema económico y social al cual se aspira.
Como
necesidad inmediata, para romper el ciclo que está erosionando a la economía
nacional en cuanto a la disponibilidad de divisa (ver anexo 2), se sugiere lo
siguiente:
Que las
tiendas habilitadas y por habilitar como mercados mayoristas (alimentos,
materiales, insumos en general) sean el lugar al cual acudan los nuevos entes
económicos (cooperativistas no agropecuarios y privados en general, previa
identificación) y que el pago por las compras realizadas se haga en USD, euros
u otra divisa apropiada. Es de esperar que esta medida motive el incremento de
la demanda de divisa real y, a la vez, aumente la tasa de cambio en el mercado
subterráneo. También deberá incrementarse la demanda de USD en la casa de
cambio informal (CADECA). Valorar la conveniencia o no de aplicar un porcentaje
de descuento al precio en USD, a partir de determinada magnitud o cantidades a
comprar.
De igual
forma, el consumidor minorista pudiera acudir (como en la actualidad sucede),
pero el pago por las compras lo asumiría en USD, sin porcentaje de descuento.
Considerar
la posibilidad de que productores individuales no estatales (incluyendo las
cooperativas agrícolas), que tengan potencialidades en cuanto a calidad,
surtido y sistematicidad en la oferta, puedan acceder a la inversión
extranjera, con el objetivo de exportar e insertarse en las cadenas de valor
externas, para atraer tecnología, métodos de gestión modernos, generar ingresos
en divisas y cubrir gastos en divisas generados por insumos que necesitan
importarse.
El proceso
de unificación monetaria y cambiaria se extenderá, necesariamente, a la
población. Hay que tener presente que, fuera de las cuentas bancarias, existe
una cantidad de efectivo acumulado, particularmente concentrado en un estrato
reducido de la población, tanto en pesos cubanos como en CUC. Ello presiona e
incide sobre la economía y todo el proceso de unificación monetaria y
cambiaria.
La economía
y su desempeño suelen tener puntos de contacto con otras especialidades, como
la psicología, y en ello tiene una función que cumplir la comunicación.
En
determinadas oportunidades se ha hecho referencia, por vías oficiales, a la
necesidad del proceso de reunificación monetaria y cambiaria, que se ha
dilatado y es necesario afrontar. Ello ha generado interpretaciones y rumores
que, a su vez, han dado lugar a acciones, particularmente por sectores que
concentran un volumen considerable de CUC, ante el posible hecho de que la
única moneda que finalmente se establezca sea el CUP.
Estas personas se han
movido a las diversas instituciones bancarias para convertir el CUC en CUP, por
lo que aclaraciones oficiales difundidas por los medios de comunicación masiva
han insistido en que todo este proceso se informará de forma oportuna, en busca
de tranquilidad para la población.
No obstante,
se está manifestando un movimiento –a partir de los estratos mencionados– hacia
la compra de bienes y raíces (viviendas, autos, electrodomésticos), con vistas
a convertir los CUC en bienes duraderos, algunos de los cuales, con el
transcurso del tiempo, incrementan su valor.
De lo
anterior se pudiera deducir que cualquier comunicación e información sobre el
tema de la dualidad monetaria-cambiaria y la reunificación requiere cuidado
extremo y preciso.
Una
alternativa para reducir presiones y efectos desfavorables pudiera ser la de
efectuar un cambio de moneda una vez iniciados, de forma paralela o una vez
terminados los ajustes en el sector empresarial. Esta medida encierra costos y
beneficios económicos, políticos y sociales que, sin duda, será necesario
evaluar. Hay experiencia anterior en el cambio de moneda realizado a principios
del proceso revolucionario, pero entonces no circulaban dos monedas de forma
paralela, ni había dualidad cambiaria.
Próximo el
momento de establecer una única moneda, será necesario disponer de una tasa de
cambio de la moneda nacional respecto a las divisas (USD, euros, libras
esterlinas y otras), la cual se moverá de acuerdo al comportamiento del mercado
financiero externo y la dinámica del crecimiento de la economía nacional.
La situación
actual se torna sumamente compleja e insostenible a corto plazo. Habrá que
adoptar medidas inmediatas, de forma gradual o paralela, primero en el sector
empresarial, como se ha señalado: descentralizar y conceder mayor autonomía de
gestión, de forma más acelerada en sectores clave como el agropecuario, la
agroindustria, el sector exportador; mayor apertura a la inversión extranjera
en sectores que encierran un efecto multiplicador importante, que impregnen
rápido dinamismo, incluyendo las cooperativas (agropecuarias y privado).
Ese proceso
deberá emprenderse con la observación necesaria y la mesura requerida que
garanticen la continuidad y sostenibilidad del modelo económico-social al que
se aspira, justo y con la mayor equidad posible (con todos y para el bien de
todos)[14], pero que logre sostenibilidad y crecimiento. De continuar con la
inmovilidad, los riesgos se irán multiplicando y podrían generar un fuerte
shock a la economía, con resultados no deseados.
Bibliografía
Consultada:
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autores, 2006 “Reflexiones sobre Economía Cubana”, Editorial de Ciencias
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Nova A.: “La
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Hidalgo V,
Vidal P, Tabares L “Equilibrios monetarios y política económica”, en Economía y
Desarrollo. No. 2 / Vol. 127 / Jul.-Dic. / 2000.
Hidalgo
Vilma y Doimedios Y. “Dualidad monetaria en Cuba: causas e implicaciones de
política económica” 2016
Vidal P.:
“La desaparición del CUC va a ser bastante rápida” entrevista Milena Recio de
marzo, Progreso Semanal/ Weekly 2014
Vidal
P.:Portada Cuba Estudios Económicos cubanos, enero de 2016.
Dualidad
Monetaria 2013 “CUC/CUP: la doble circulación” jueves de cada mes, febrero 28.
Revista Temas
Notas:
[1] La dualidad monetaria en el ámbito de la economía
cubana fue instaurada, por vez primera, en 1914, en la etapa republicana,
cuando el peso cubano comenzó a coexistir con el dólar. La circulación del
dólar se interrumpió en 1948, con la creación del Banco Nacional de Cuba, que
estableció el peso cubano como moneda única ((Infante J. 2016).
[2] Emisión de pesos convertibles, en diciembre de
1994.
[3] Se trata de la tasa de cambio. En marzo de 2005 se
revalúan las dos monedas cubanas. Primero, con la reducción de la relación
entre ellas (de 26-27 a 24-25 pesos por cada peso cubano convertible). En
segundo lugar, elevando la paridad del peso cubano convertible ante el dólar:
del tradicional 1 por 1 se pasó a 1,08 dólar por cada peso cubano convertible
(más un recargo de 10 % en el canje a población en efectivo).
[4] En la economía cubana, el IPC (índice de precios
al consumidor) suele estar determinado por: 40 % por los precios (por lo
general regulados) de mercados formales, 30 % por los precios de los mercados
agropecuarios y otro 30 % por los precios del mercado informal (incluye sector
por cuenta propia y mercado negro). Se considera que, tras la devaluación, los
mercados que primero se verían afectados por incrementos de los costos serían
el formal y el agropecuario, puesto que en sus transacciones interviene la tasa
de cambio oficial, ya sea a través de importaciones o en su interacción con los
mercados transables en CUC. Quiere decir que alrededor del 70% de los precios
incluidos en el IPC serían sensibles a la variación del tipo de cambio. Estas
variaciones en los mercados formales y agropecuarios redundarían,
inevitablemente, en alteraciones de los precios de los mercados informales,
producto de su alta correlación.
[5] En la práctica ha surgido una tercera moneda, la
llamada Carta de Liquidez (CL), con la cual se identifican los CUC que tienen
real respaldo en divisas. Ello ha sucedido debido a la emisión de pesos
convertibles por encima de su respaldo en divisas extranjeras (Infante J.
2016).
[6] De acuerdo con algunas experiencias, la devaluación
puede efectuarse por dos vías, ambas sobre un proceso de tránsito con tipos de
cambio múltiples. La primera: aplicación inicial de la devaluación en algún
circuito cerrado de empresas (empresas menos vulnerables, digamos
exportadoras). El resto de los circuitos seguirían incorporándose lentamente,
para así tener mayor control de la situación. La segunda: aplicación de
minidevaluaciones, para que las entidades afectadas se ajusten lentamente a la
nueva situación.
[7] Durante el proceso de acercamiento de las dos
monedas (CUP y CUC), en las relaciones inter empresariales, en el momento de
inicio se parte de que 1 CUP = 1 CUC y, durante ese proceso, la aplicación de
una tasa de cambio técnicamente fundamentada motivaría a dicho proceso
evaluativo, a manera de ejemplo, transitar a una conversión de 8 CUP = 1 CUC.
Ello implica que se requeriría de ocho veces más CUP para lograr una
equivalencia con el CUC. De hecho, se manifestaría una devaluación del CUP.
[8] “Consejo de Ministros analiza actualidad económica
y social del país”, 27 abril 2018. www. Cubadebate noticias.
[9] En la actualidad, la tasa de cambio establecida es
de 25 CUP = 1 CUC, en la relación de compra en CADECA. La venta por CADECA es
de 24 CUP = 1 CUC.
[10] En el proceso de reunificación monetaria y
cambiaria, en dicha esfera, es de esperar una revaluación del CUP. La tasa de
cambio que se establezca, técnicamente fundamentada (no necesariamente
inamovible durante el proceso) pudiera ser, a manera de ejemplo, de 10 CUP =
1CUC o 8 CUP =1 CUC, hasta lograr una misma tasa de cambio para ambos sectores,
el empresarial y el de la población. Quedaría una sola moneda nacional, con
equivalencia con la divisa externa (USD, euros, etc.), cuya tasa de cambio para
ambos sectores pudiera variar o ser dinámica en relación el comportamiento de
la divisa real en el mercado financiero externo. Los planes económicos anuales,
mediano plazo, pudieran estar sustentados sobre diversas alternativas, de
acuerdo con las proyecciones del comportamiento de las tasas de cambio de las
divisas reales en el mercado financiero internacional.
[11] A manera de ejemplo: el precio del muslo de pollo
congelado (28 abril 2018, Mercado 3ra y 70, Miramar, Playa) era de 1.8 CUC el
Kg. Por tanto, un paquete de 1.474 Kg tenía un costo total de 2,65 CUC, que a
la tasa de cambio vigente de 25 CUP = 1 CUC, suma un costo total de 66,25 CUP.
De mantenerse el precio (1,80 CUC por Kg) sobre el paquete de igual peso (1.474
Kg), sobre la base de una tasa de 8 CUP por 1 CUC, el costo total del paquete
sería de 21.20 CUP. Se registraría un incremento de la capacidad de compra del
CUP en 3,21 veces.
[12] Por lo general, en cada barrio existen más de un
“agente” cambiario, e inclusive existen lugares donde se exhibe y vende la
mercancía. Se está manifestando una banca privada.
[13] Se entiende que la economía cubana urge de
obtener divisas frescas.
[14] José Martí: “Con todos y para el bien de todos”,
discurso pronunciado en el Liceo Cubano en Tampa el 26 de noviembre de 1891.
Armando Nova
González es economista
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